Tuesday, October 15, 2013

LA GOBERNABILIDAD Y LA PRIMERA DAMA

LA GOBERNABILIDAD Y LA PRIMERA DAMA

Por: Manuel Zevallos Vera

Una buena, eficiente y sensata gobernabilidad, desde el punto de vista presidencial, requiere también la presencia e inclusión de una inteligente, responsable y sagaz Primera Dama. Las esposas de los mandatarios y presidentes de un país democrático siempre han tenido, y en los tiempos actuales con mayor razón, una importante participación en las decisiones presidenciales, como sucedió con Evita Perón en Argentina.

Es cierto que esta participación no está institucionalizada y su compromiso para participar depende de la voluntad y talento político para apoyar y coincidir con la línea de gobierno de su esposo.

En el Perú la presencia de las primeras damas ha tenido diferente suerte, estilos y comportamientos que trataremos de recordar muy sumariamente en lo que corre del siglo XX hasta la fecha:

- En el primer gobierno de Manuel Prado la primera dama fue Doña Enriqueta Garland de quien se divorció por nulidad del matrimonio; en su segundo gobierno la primera dama fue doña Clorinda Málaga que tuvo cierta figuración de importancia.

- En el gobierno del General Manuel Odria la primera dama fue doña María Delgado, mujer muy querida por el pueblo, por los favores para la gente humilde, consecuente con sus orígenes sociales.

- En el gobierno del Arquitecto Fernando Belaúnde Terry, la primera efímera dama fue la señora Carola Aubri que después de su divorcio fue sustituida por la señora Violeta Correa, una dama noble, decente y leal esposa, eficiente secretaria privada del arquitecto, militante accio-populista y colaboradora de su gobierno. Atendía en su despacho de Palacio de Gobierno.

- En el gobierno del general Juan Velasco Alvarado, la primera dama fue la señora Consuelo Gonzales Posada que, aparte de su lealtad matrimonial, tuvo muy discreta participación en el gobierno.
- En el gobierno de Alan García Pérez, en sus dos períodos la primera dama fue la señora Pilar Nores, que asumió por su voluntad la presidencia de la “Ciudad de los Niños” con logros muy positivos de ayuda para los niños pobres.
- Se comportó como una esposa de elevados sentimientos morales y con una gran dignidad de mujer madre.
- En parte del primer gobierno de Alberto Fujimori Fujimori, la primera dama fue la señora Susana Igushi que, por causas de intrigas políticas, fue expulsada de palacio de gobierno, más tarde se divorciaron y fue sustituida por su hija Keiko Fujimori que lo acompañó en sus dos períodos. Sin comentarios.

- En el gobierno de Alejandro Toledo, la primera dama fue la señora Eliane Karp que por formación profesional y su fuerte personalidad tuvo una participación activa durante el gobierno en aspectos sociales y políticos.

En el actual gobierno de Ollanta Humala, la primera dama señora Nadine Heredia hasta la fecha se muestra como una inteligente, talentosa y preocupada mujer con la problemática del país y como una de las fundadoras y dirigente del partido político nacionalista que dirige su esposo, tiene una cuestionada participación en los actos de gobierno. Estas diferencias, que son naturales por las diversas personalidades de las esposas de los presidentes del Perú, se repiten en todas las épocas y tipos de gobernabilidad en el mundo con los reyes, emperadores, dictadores y presidentes y, por lo tanto, no nos debiera producir tanta inquietud, polémica cuestionando la conducta personal de la primera dama señora Nadine, porque ella está cumpliendo con su responsabilidad de esposa y su derecho constitucional de opinar y comportarse como una mujer política. Para demostrar que en materia de primera dama, en el Perú se han dado casos extraordinarios, transcribo a continuación lo que Abraham Valdelomar dijo en un extenso artículo refiriéndose a la esposa del Presidente Agustín Gamarra, doña Francisca Zubiaga apodada “La Mariscala” y que en el primer párrafo dice:


“Esta mujer nacida para grandes destinos, que en el ostracismo entregara su espíritu a Dios, es una de las más complejas figuras en nuestra incipiente nacionalidad. Su vida fue corriente tumultuosa de vibraciones sonoras, de inextinguibles energías. Gobernó a hombres, condujo ejércitos, sembró odios, cautivó corazones, fue soldado audaz, cristiana fervorosa, estoica en el dolor, generosa en el triunfo, temeraria en la lucha, amó  la gloria, consiguió el poder, vivió en la holgura, veló en la tienda, brilló en el palacio y murió en el destierro. Religiosa habría sido Santa Teresa; hombre pudo ser Bolívar.”

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