HAYA DE LA TORRE
“TREINTA AÑOS EN LA MEMORIA Y EL
CORAZÓN DE LOS PUEBLOS DEL PERÚ Y
AMÉRICA LATINA”
Edición de Homenaje de la Comisión
Especial Encargada de Organizar los Actos Conmemorativos por el Trigésimo
Aniversario del Fallecimiento del Dr. Víctor Raúl Haya de la Torre.
20. Haya de la Torre: la
descentralización desenmarañada.
1. DEL CAPITALISMO A LOS CAPITALISMOS
EL CAPITALISMO es un invento de los
pueblos indigentes de las Europeas Medievales. Su “hermano menor”, el
cooperativismo, también lo es.
Congrega lo que muchos piensan, el
capitalismo no sólo es lo más realista que tenemos como instrumento de
transformación de lo pueblos, sino que es una herramienta que fue creación
heroica de dichos pueblos.
Sin embargo, así como su origen es
verdaderamente popular también lo es su evolución. Todas las formas, métodos,
esquema, aplicaciones y sistemas que ha alcanzado no se deben a jerarcas del
capitalismo mundial sino a obreros del sistema que lo han ido perfeccionando en
talleres, oficinas, equipos, focus groups y hasta dentro de sus familias.
Que los conviertan en gurúes más tarde,
es otra cosa.
Haya de la Torre señaló que el
socialismo y el comunismo eran apenas ensoñaciones. “Solo hay capitalismo
privado o capitalismo de Estado y Lenin va a pasar a la historia no por haber
fundado el socialismo, ni siquiera la dictadura del proletariado sino por haber
fundado el capitalismo del Estado – explicó el Indoamericano más de una vez.
Hay que recordar que ni el capitalismo
ni el cooperativismo tienen un autor conocido. Como la lengua, la escritura y
la cultura en general, ha sido creación colectiva. En cambio, los “ismos”
intelectuales si son creación individual: socialismos, fascismos, nazismos,
comunismo, anarquismo, inclusive aprismo. Ellos tienen autores conocidos.
Hoy en día el capitalismo es ya,
gracias a los pueblos del mundo, una ingeniería. Y no se puede pretender que
haya una “ingeniería proletaria” y una “ingeniería burguesa”, como alguna vez
pretendieron los bolcheviques de los Veintes, Que Freíd y Einstein
representaban una psicología y una física “burguesa” respectivamente.
Haya de la Torre opuso a la lucha de clases marxista,
lo que él llamó (para nuestros países) la lucha
de pueblos. Es evidente que ahora nos encontramos
en un período que podríamos llamar de lucha de sistemas.
En la actualidad, se cuenta más de quinientas
formas de capitalismos.
Dentro de poco se inaugurarán en las
universidades del mundo facultades con el nombre de Capitalismo y no más se
encontrara esta nueva ingeniería dentro de los predios de la “vieja matrona”,
la Economía.
2. EGO-INTEGRACIONISMO: EL PROBLEMA DE
SIEMPRE
LOS PROCESO DE INTEGRACIÓN
latinoamericana han tenido cuatro etapas:
El integracionismo
antihispánico de Simón Bolivar El integracionismo anticolonialista de Jose Martí.
El integracionismo
antiimperialista de Haya de la Torre.
El integracionismo
tecnocrático de Julio Prebisch, Teotonio dos Santos,
Fernando Enrique Cardozo y Elio Jaguaribe.
A Hugo Chávez le cabe el reconocimiento
de “haber desempolvado” el integracionismo,
que duda cabe. Mas el problema es el de
siempre: el caudillismo devoratorio.
Los “generales integracionistas” que
hemos tenido en América Latina siempre pretendieron convertir a sus vecinos y
hermanos en provincias de su “Estados Unidos de Latinoamérica”.
Ello, evidentemente, genera
resistencias; así que el integracionismo termina convirtiéndose en una avanzada
hegemonista que “produce” una reacción antihegemonista.
Por último, el proceso “se resuelve” o
se disuelve en la egolatría del “comandante de la integración”, y el ímpetu
integracionista “pasa de moda” una vez mas.
Hasta los Cincuentas, Haya de la Torre
promovía la forma de integración de los Padres Fundadores de los Estados
Unidos: Jefferson, Franklin, los hermanos Adams, Rivet, Hamilton y otros. A
partir de 1950, propuso la manera inteligente como los europeos empezaron
unirse. Sin embargo, siempre insistió en que América debía comenzar su propio
proceso de integración “sin calco ni copia”.
3. NIVEL DE POBREZA EN EL PARTIDO DE
HAYA DE LA TORRE
HAYA DE LA TORRE SIEMPRE afirmó que los
partidos políticos no debían convertirse en “agencias de empleo”. Que un
partido de Gobierno no debía “asaltar” el poder. Ya en el Plan de Acción Inmediata” de 1931 se explicaba que los servidores del Estado
debían proceder de concursos públicos y sujetarse a un escalafón legalmente
estatuído.
Todo esto trajo una innovación
completa. Hasta entonces los partidos del civilismo hacían y deshacían no
sólo con el Presupuesto Nacional sino también con los cargos públicos.
Poco a poco fuimos aprendiendo todos, según las
enseñanzas de Haya de la Torre, que lo más conveniente era tejer una trama
legal para el acceso de los más capaces a los cargos
rentados no eleccionarios del Estado.
No obstante, el Partido del Pueblo que
fundara Haya de la Torre tiene miles de militantes que, como es de suponer,
necesitan trabajar y llevar un pan a su mesa. Es una necesidad perentoria e
irrenunciable. Estos militantes no sólo han dado su vidas, sino que – hoy
mismo- dan todo su tiempo, sus ideas y sus acciones a lo que entienden es una
hermosa causa.
¿cómo hacer para que la ética en la
política que representa Haya de la Torre no sufra mella a la hora de analizar
el caso humano de muchos de sus discípulos que, incluso por serlo, fueron
echados de sus empleos durante sucesivas dictaduras?
Las dirigencias nacionales deben
analizar esta situación. Tanto del Partido de Haya de la Torre como las de los
demás partidos democráticos. Los hombres y mujeres que se comprometen en
políticas lo hacen con la ilusión de dejarle a sus hijos un Perú mejor, pero no
se puede pretender que no tienen necesidades perentorias. Emplearlos como
“carne de cañón” en movilizaciones o como “servidumbre electoral” no es en
absoluto democrático.
No es este un problema menor, como
piensan algunos “asesores”.
4. HISTORIA SOCIAL DEL APRISMO, VIEJO
SUEÑO DEL VIEJO
LOS PUEBLOS DEL PERU tienen una rica
historia de participación en la política nacional. Sus vivencias, sus
frustraciones, sus luchas, inclusive sus anécdotas, no son recogidas en
los libros de historia: son las
vivencias de “nadie”, las experiencias de “ninguno”, las luchas de los que “no
tienen voz”.
Haya de la Torre era consciente de que
los militantes anónimos y los dirigentes desconocidos , habían llevado sobre
sus hombros la historia y la intrahistoria de su movimiento. Eso había que
valorarlo. Alentó en algunos el esfuerzo personal para recoger en líneas
impresas la historia de su movimiento y la biografía de líderes locales y
regionales, como una forma de poner en relieve la entrega de los protagonistas
del pueblo.
Cuantos apristas, acciopopulistas,
democristianos, socialcristianos, pradistas, odriístas, socialistas,
comunistas, en fin, han muerto ya sin que la literatura política del país
pudiera enriquecerse con sus relatos y vivencias narradas. Es por eso que ha
aparecido el primer volumen del proyecto Historia Social del Aprismo: El
aprismo en San Borja.
Ahora bien, El Perú cuenta con más de
1.820 distritos, y en todos ellos hay una historia política que contar.
Vivencias miles, circunstancias al por mayor: ¡Cuántos volúmenes se podrían
publicar si, por ejemplo, se formara una Comisión Nacional en el Partido de
Haya de la Torre que, a su vez, organizara Comisiones
Distritales de la Historia Social del Aprismo!
En menos de un año el Partido Político
de Haya de la Torre podría publicar algunos cientos de tomos de su historia
real y terrenal, como ningún otro movimiento desde que se inventó la política.
El viejo sueño del Viejo se
haría realidad.
5. SOCIALCAPITALISMO Y
CAPITALSOCIALISMO PARA HAYA DE LA TORRE.
HAYA DE LA TORRE FUE ENFÁTICO en
afirmar que la organización política que fundó no era “socialista”. Jamás fue europeísta
y menos eurocentrista. Pero su resistencia a llamarse socialista no era una
cuestión de términos solamente.
En realidad, no era socialista. Tenía
un fundamento derivado de las aplicaciones del socialismo. Aun ahora, hay
quienes creen que Haya de la Torre fundó una especie de socialdemocracia latinoamericana. No es así. Hay razones que lo prueben.
El Tercervialismo o “tercera vía” que
antes de Nehru-Tito-Nasser aplicó desde el gobierno Juan Domingo Perón en los
Cuarentas, esta ya representado por las teorías de Haya de la Torre, quien
graficaba con la expresión “Ni Washington ni Moscú” de los Treintas toda su ideología
y pragmática política.
En 1976, durante una Cumbre Mundial de
Partidos Socialdemócratas, en Caracas, Haya de la Torre dijo en la clausura del
mismo, que su Partido estaba entrañablemente unido al de los partidos
concurrentes, pero que la realidad latinoamericana no era la de Europa; que
“nuestros problemas “ exigían “soluciones nuestras”.
Es decir, ¿Había diferencias?, sí: la
socialdemocracia es una capitalsocialismo. La Historia lo ha demostrado. El
movimiento de Haya de la Torre es un socialcapitalismo. En el primero, de
acuerdo a la realidad europea, un gobierno de la línea social demócrata “crea
riquezas” y “el reparto” se tiene que dar al mismo tiempo; además una de las cosas que se tiene que repartir es el
sistema mismo. Así, el aspecto social no es posterior
al de la capitalización, ni siquiera es la primera etapa. Nuestras comunidades ya son el capital de las mismas comunidades.
No tienen necesidad de “gurúes” que les
expliquen qué es empoderamiento, o qué es sinergia, o qué es empatía, para ser
gerentes sociales. Lo han sido por siglos y lo siguen siendo.
6. VICTOR RAUL ¿QUIÉNES CREARON EL
CAPITALISMO?
RESULTA CURIOSO Y HASTA ALARMANTE
comprobar cómo es que las izquierdas le han “obsequiado” a sus enemigos ideológicos, los liberalismos, nada menos que aquello que
ha sido creación colectiva de los
pueblos del mundo, además de su recreación constante: el capitalismo.
En efecto, no hay nada “mas socialista”
en la historia de las ideas sociales y económicas de la humanidad que el capitalismo.
¿Quién lo creó? ¿qué mentes supradesarrolladas lo configuraron?,¿fue Adam
Smith?,¿David Ricard?,¿los fisiócratas de la alta
política francesa?¿quiénes?
El capitalismo fue creado por los
andrajosos, los homeless, los empobrecidos, los que “olían mal” y comían peor.
El capitalismo fue una iconoclasta, la mayor de las iconoclastas desde la
primera centuria del Cristianismo.
Su ideología debía ser el socialismo.
El socialismo debía coronar al capitalismo. Los teoréticos, como Marechal,
Babeuf, Proudhon y Bakunin, antes que Marx, Engels, Lenin y Mao, más todos sus
corifeos, convirtieron con sus entelequias al socialismo en antónimo del capitalismo.
Lo que había sido una criatura de los pobres sin nombre, terminó
convirtiéndose en “oprobio del pueblo”. La miopía intelectual, como casi
siempre omnisapiente, produjo este desafortunado espejismo. Han sido
doscientos cincuenta años de entregarle a los liberales lo que el pueblo
produjo. Y aún ahora que el capitalismo se ha diversificado tanto hasta
convertirse en una ingeniería, algunos “socialistas” siguen esgrimiendo la disyunción:
socialista o capitalista.
Debieron recordar cierta frase que Haya
de la Torre extrajo del Antiduring de Federico Engels, y que repetía
incansablemente: La realidad no se inventa, se descubre.
7. TRES BASES Y TRES FUNDAMENTOS EN
HAYA DE LA TORRE
LO QUE CREÓ HAYA DE LA TORRE no fue
solamente una organización política.
Lo decía en cada uno de sus famosos
Coloquios: “El APRA es primero una fraternidad”
(término tomado de la Masonería, como
también lo fue la palabra compañero). Esta fraternidad
tiene fundamento, la mística (vocabulario
cristiano)
En segundo lugar, una escuela de civismo. En la
base de esta escuela se encontraba, para Haya de la Torre, la cultura y la
ética.
Por último, recién en tercer lugar, y
como respuesta pragmática a la historia y a la vida, seencontraba la idea del
aprismo como Partido. Su
fundamento era la ideología, la
organización y la disciplina.
De tal manera que, lo que ocurra a uno de sus discípulos le ocurre
también a los demás. No era este un concepto de espíritu de
cuerpo” que puede cohonestar fechorías. Se trataba del ejercicio de la
solidaridad que sus seguidores llamaron siempre fraternidad.
A treinta años de vivir en la memoria
de los pueblos ¿se puede decir que sus discípulos entienden todavía de esta
manera el movimiento que les legó? Si no es así ¿hay que recobrarlo a él y a su
mensaje, o esa identificación y esa estructura “pertenecen al pasado”? Lo más
probable es que si no se vuelve a Haya de la Torre – mediante una lectura
dialéctica que fue siempre su instrumento de lectura de la realidad - , el
Partido terminará convirtiéndose en una especie de socialdemocracia criolla.
Ese sería el peor homenaje para quien
representa en América Latina la autonomía en las ideas y la creatividad en la
acción.
Si Haya de la Torre hubiera definido su
organización sólo como una fraternidad habría estado repitiendo a la masonería; si
únicamente la escuela de
civismo, un Club de Leones.
El Partido era la pragmasis, pero
ésta no debía negar sus dos elementos concomitantes. Así la configuró y así lo
entendió.
8. LA OBRA FUNDAMENTAL EN HAYA DE LA
TORRE
HAYA DE LA TORRE TIENE SEGUIDORES que
aún piensan que la “obra fundamental” del líder es El Antimperialismo y el Apra. Otro aducen que es Treinta
años de aprismo, o Espacio-tiempo histórico , o Mensaje de la europa nórdica.
En algunas cartas Haya de la Torre ha
sido bastante claro en afirmar que “su obra fundamental” es el Partido y no un
libro. Y ¿en que cartas? Hay una, por ejemplo, que le dirige
a Jorge Idiaquez desde Hamburgo, en 1965. En ella precisa que su legatario no
es tal o cual persona sino la organización que fundara. Sin embargo, años
antes, entre 1957 y 1959, le había escrito a Enrique de la Hoza desde Francfort
que – aun cuando consideraba a Ramiro Prialé como su discípulo
“predilecto”-era el Partido su “albacea
testamentario” y su “obra fundamental”.
Esto prueba que Haya de la Torre era un
hombre institucionalista. Su obra máxima tenía que ser una institución, una
entidad, una organización. Y esta asociación de ciudadanos debía manejar a
través de normas y no de voluntades dispersas.
Así es que (lo podemos comprobar en su biografía)
aún desde la clandestinidad, el encierro o el destierro, Haya de la Torre
permanecía coordinando con el Partido desde
el Partido. Y hubo ocasiones y períodos más o
menos largos en que el Partido era
él, unos cuantos dirigentes y algunos militantes nada más.
La “obra fundamental” fue una forma de
rescatar del tiempo, el tiempo perdido. Nadie en América Latina le dio a Marcel Proust esta
lectura como Haya de la Torre.
9. AUTOESTIMA INDIVIDUALISTA Y
REVOLUCIÓN INTEGRAL EN VRHT
SIN LUGAR A DUDAS, HAYA DE LA TORRE,
trajo la autoestima a la política peruana y latinoamericana. Algunos confundían
esa autoestima con orgullo; más aún cuando se hizo
común en los medios políticos del país,
la expresión del médico Carlos Phillips al filo de la vida y frente al pelotón
de fusilamiento: Solo Dios salvará mi alma y sólo el
aprismo
salvará al Perú.
Haya de la Torre dijo que esa frase no
era una expresión de fanatismo sino de afirmación y fortaleza en medio de las
persecuciones y los holocaustos, y nada más.
En efecto, Haya de la Torre entendía
que la autoestima era sólo una parte de la verdadera revolución social.
Durante años, el comunismo y el
nazi-fascismo le habían dicho al individuo
que no podía pretender cambiar, sin que
primero cambie la sociedad. El individuo era un engranaje de la revolución o
del Estado.
Al otro extremo estaba la ideología exitista de
los liberales del mundo, los mismos que hoy venden libros de “autoayuda” por
millones con temas como “las tres llaves “, “el secreto” , la vaca, el queso,
“los diez pergaminos”, “las cuatro puertas”, etc. Desde Orison Swett Marden
hasta Paulo Coelho y Rhonda Bryrne (el secreto), pasando por Norman Viniste
Peale, Og Mandino y Miguel Angel Cornejo. Toda una ideología de tu sí puedes cambiar dentro de esta sociedad, no
hay necesidad de que la cambies.
El líder argumentaba contra los
peligros que creerse toda esa chácharra de la exitología, que sólo es “éxito”
para las casas editoriales que las difunden. El decía que si la gente leyera
filosofía (Parménides, Platón, Aristóteles, Descartes, Locke, Hume, San
Agustín, Nietszche, Fichte, etc) no tendría necesidad de leer libros de
“autoestima”, simplemente no los necesitaría.
Para él la revolución integral era
aquella que se operaba dentro del individuo y en su entorno (por la acción de
los propios individuos. Era en él un proceso paralelo: la superación individual
y familiar de un lado y el desarrollo social y nacional de otro lado. Ambos
complementarios, ninguno prevalesciente respecto al otro.
10. HAYA DE LA TORRE Y EL SOCIALISMO
CUANDO VÍCTOR RAÚL le preguntaron
alguna vez o algunas veces si su Partido era una “antesala” del socialismo, su
respuesta tiene tres partes.
Primero, que no podía ser antesala de
algo no existía, porque el socialismo ni existía ni existe. Que el capitalismo
se ha tenido que negar dialécticamente así mismo ante la inexistencia del
socialismo.
Segundo, que era una rezago de eurocentrismo pretender
que un movimiento americano tuviera que denominarse siempre empleando una
etiqueta europea.
Y tercero, que el indeterminismo histórico ha demostrado que “ las secuencias que se dibujan
en pizarras” son “desdibujadas por la realidad”. Véase sino como el eslabonamiento
artificioso capitalismo-dictadura del
proletariado-socialismo-comunismo ha
terminado convertido en fraseología de sobremesa y nada más.
Haya de la Torre propugnaba un “socialismo” en el
cual el capitalismo era el instrumento de enriquecimiento y no la aventura
burocrática. Recomendaba leer a sus discípulos La
nueva clase de Milovan Djilas; La tentación totalitaria de Jean François Revel y; El opio de los intelectuales de Raymond Aron.
La historia le ha dado la razón. El
mismo advirtió en la famosa última entrevista que le hizo Alfredo Barrenechea
que “no se debía caer en la brujería.
11. LA DESAPRISTIZACIÓN DE HAYA DE LA
TORRE
NO ES POSIBLE ENTENDER A HAYA DE LA
TORRE fuera del ideario y la organización de la entidad que fundó. Sin embargo,
en estos últimos treinta años, los de su ausencia física, hay quienes han
intentado hacerlo.
Sus libros aluden a su Partido, porque
el entendía que el Perú debía institucionalizarse, así que su aporte al país
era la fundación, organización y dinamización de una entidad a través de la
cual se canalizaran las iniciativas y las propuestas individuales de aquellos
que las tuvieran.
Haya de la torre siempre fue aprista. Habrá quienes piensen que ésta es una verdad de
Perogrullo. No lo es. En nuestra historia hay muchos casos de “lideres” que
traicionaron a los partidos que fundaron. Así que, nunca estará demás recordar,
para reflexión de discípulos y adversarios, que Haya
de la Torre siempre fue aprista.
Haya de la Torre asumió hasta el último día de su
vida “el activo y el pasivo” del Partido que fundó, organizó e hizo sobrevivir
a todas las dictaduras.
No se quiera entender su pensamiento,
por ejemplo, al margen de su Partido. No es posible hacerlo. No hay un “Partido
en vida de Víctor Raúl” y otro post mortem (de su máximo líder). Haya de la Torre es el
Partido y el Partido es Haya de la Torre.
Por eso es que un homenaje a Haya de la
Torre es un homenaje a su obra máxima: el Partido; no en el sentido electoral,
claro está, sino en el contenido que el líder le dio su lucha, que es la lucha
del Partido mismo: la institucionalización de la democracia
en el Perú, sufrida meta en los anales de la
historia patria.
Y esa lucha no es sólo hacia fuera.
También implica una lucha dentro de las mismas instituciones. Los elementos
antidemocráticos, “aristocráticos” y los proto-dictadores aparecen por doquier,
y no hay organización democrática alguna completamente inmune a su infección.
La inoculación, no obstante, es la prevención.
12. HAYA DE LA TORRE ¿TURISTA
REVOLUCIONARIO?
LEON TROTSKY ACUÑO la frase bohemia revolucionaria para referirse a aquellos intelectuales que
emprenden “épicas jornadas de transformación social” en cafetines, aulas,
ágapes o sobremesas.
¿Fue Haya de la Torre un turista
revolucionario?
En realidad, no. Fue testigo, es
cierto, de la mayoría de las revoluciones sociales o tecnológicas, del Siglo
XX; de México, de Rusia, de la Inglaterra laborista, de la India de Nehru, de
Taiwan, de Japón, de Corea del Sur, de la unificación europea y, asimismo, de
toda la Escandinavia socialdemócrata, incluyendo Groelandia. No cejó de
aprender. Tiempo ha que había dejado de leer sólo libros. Su libro preferido
era la realidad. Muy pocos consiguen alcanzar ese estadio de la
cultura humana.
Viajaba para leer la realidad de otros espacio-tiempo históricos. Cuando pudo viajar cómodamente lo hizo. La mayoria
de las veces fue como el desterrado político, así que las facilidades nunca se
daban: enfermó del pulmón en Crimen; fue hospitalizado en Suiza; su salud se
resquebrajó en Moscú, en Berlín, en Francfort. Sus hábitos de deportista fueron
los que lo ayudaron a sobrellevar situaciones de penuria económica y de mala
alimentación en su periplo de desterrado.
En México, además de testigo de la
Revolución de los carranclanes, fue protagonista. Lo fue también en Bruselas, París
y Londres; igualmente en todo Centroamérica, como en gran
parte de la América del Sur.
No turisteó. Conocer pueblos, cuidades,
gentes, no era una meta en sí misma sino un medio para aprender a hacer una
revolución “sin color ni copia”. Haya de la Torre reconocía en los pueblos del
mundo su capacidad para crear, innovar, recrear y moldear soluciones sin
alienarse y menos someterse a imperios culturales ajenos a su realidad.
13. HAYA DE LA TORRE Y EL MARXISMO
SI, EL APRA ES UN PARTIDO MARXISTA. No
se puede desconocer que lo sea. Pero ¿en que sentido lo es?
A lo largo de su obra escrita, Haya de
la Torre ha sido claro, clarísimo y clarividente. Nunca renegó de haber
“arrancado” del marxismo. Al contrario , valoró a Carlos Marx como estudioso de
la historia y como analista de los procesos del capitalismo. Tomó del marxismo
la sistematización de las ciencias que tiene su antecedente en Hegel, y que
luego le permitió formular su tesis del espacio-tiempo
histórico, especialmente cuando asume “los campos gravitaciones”
de la física (Einstein) como “campos inteligibles” de la historia (Toynbee).
Comprendió que el determinismo
histórico era un instrumento de análisis aplicable a los conceptos de
estructura y superestructura, así también a los de la propiedad de los medios y
formas de producción; hoy superados, claro está, en razón del indeterminismo o
“la incertidumbre”(Heisenberg), que tampoco niega el determinismo, sino lo
enriquece y lo replantea.
Haya de la Torre dijo que el aprismo
había negado (superado dialécticamente en la semántica hegelina) al marxismo,
pero sólo en América Latina. Es decir, circunscribió su ideología, que
representaba una continuación dialéctica del marxismo, al espacio – tiempo histórico latinoamericano.
Se burlaron de él porque era
inconcebible que un ideólogo “tercermundista” y activista político (no
intelectual puro) pretendiera superar a los dioses del olimpo rojo. Sin
embargo, los mismos que hicieron mofa y escarnio de las ideas de Haya de la
Torre se hincaban reverentes años más tarde ante los nuevos teóricos del revisionismo marxista,
todos europeos, claro está (Greimas, Althusser, Touraine, Lukács, entre otros),
que decían lo mismo que Haya de la Torre pero en francés, en alemán o en
inglés, y mucho después.
¿Qué tipo de marxismo es el marxismo de
Haya de la Torre? Es un marxismo dialéctico fundado en la realidad latinoamericana. ¿En qué se
diferencia de una marxismo europeo?
La diferencia estriba en que no es un
socialismo eurocéntrico. Reconoce que el capitalismo es el instrumento real de
transformación de los pueblos. No supone que capitalismo y socialismo sean
contrapuestos. Adopta del marxismo el estudio materialista de la historia, en
referencia a los cambios cuantitativos y cualitativos de dicho proceso. No supone
a priori que la sociedad vaya de manera determinista “hacia” el socialismo.
Recusa la violencia como una sistemática del cambio. Contradice las nociones totalistas del leninismo,
especialmente en lo referente a la noción de imperialismo.
Haya de la Torre ha sido, de esta
manera, el único estadista y teórico latinoamericano que ha entendido la
doctrina de Carlos Marx, y la ha aplicado tanto al análisis como a la
pragmática de la única manera en que podía ser aplicada: dialectizándola. Podrá
estarse en desacuerdo con su forma de dialectizar el marxismo, pero no se puede
negar que ese era el camino y no la simple adopción de teorías que Marx pensó
desde su época y para su medio europeo (aun cuando él pensaba que sus idea eran
un finalismo cosmogónico, totalista y mundial).
Por eso Haya de la Torre repetía
tozudamente la famosa admonición de Federico Engels: “Quien pretenda someter la
Inglaterra imperialista a las mismas leyes económicas que rigen en la Tierra
del Fuego, sólo estará produciendo lugares comunes de la mayor vulgaridad”.
14. HAYA DE LA TORRE Y LOS CONGRESOS
IDEOLÓGICOS
LOS “CONGRESOS IDEOLÓGICOS” sólo han
servido para desmoronar las estructuras de lo que se pretendía sostener con
ellos.
Los mencheviques
hicieron uno. La consecuencia de ello
fue la aparición de los bolcheviques.
A la muerte de Lenin, algunas
dirigentes de la Revolución Rusa (Trotsky, Kamenev, Zinoviev y Spiridonov)
organizaron uno de estos congresos que en realidad era un “concilio de notables”.
La NKVD de Stalin se encargó de desarticularlo, incluyendo fusilamientos en la
estrategia.
El Partido Demócrata de Thomas
Jefferson – un siglo antes- también había sido víctima de los “revisionistas
ideológicos” que, a la muerte del Genio de Monticello, a través de una
“asamblea” pretendieron consolidar su propia visión de la sociedad, mediante el
recurso de la institucionalización de sus conceptos.
La historia de los congresos ideológicos no es nueva. A la desaparición natural de los
líderes, los dirigentes de menor nivel se reúnen o promueven reuniones que
consoliden cuerpos de ideas que suponen “actualización” o “recuperación” del
conjunto de la doctrina institucional.
Por lo general, ocultan intenciones
inconfesables de empoderamiento o de promoción de influencias.
Lo real es que los congresos
ideológicos sólo han generado rupturas,
miniaturización o atomización de los movimientos dentro de los cuales se dio.
Haya de la Torre, en vista de esto, y
como eximio lector de la historia, encontró la solución para evitar que ciertas
“modas intelectuales” se adoptaron bajo la fachada de congresos ideológicos dentro del Partido que fundó: la creación de una
Comisión Política.
Mientras él vivió, nadie pensaba –
dentro del Partido – que fuera necesario un congreso
ideológico. Alguno dirán que el “imperio del líder
máximo” lo hacía imposible. Sin embargo, esa no es una observación valedera, ya
que habría que analizar quiénes integraban las comisiones políticas en vida de
Haya de la Torre.
Simplemente, un congreso ideológico no
cubría ningún vacío. No es que fuera impracticable sino que era innecesario.
La Comisión Política estaba integrada
por una élite de políticos y profesionales de primer nivel. Era el consejo de ancianos de Haya de la Torre. Estaban Manuel Seine y Javier Pulgar Vidal; Luis
Alberto Sánchez y Fernando Cabieses; la política y la cultura en su máxima
expresión. Haya de la Torre sometía sus propias ideas a las consideraciones de
esas comisiones políticas. No lo creen así los intensos.
Esas comisiones políticas hicieron por
décadas innecesario un congreso ideológico. Eran ya en sí mismas un congreso ideológico permanente. La calidad de sus integrantes lo hacía posible.
Si hay algo que “debe regresar” para
evitar que ciertos discípulos de Haya de la Torre adolezcan de “fiebres
ideológicas” es, justamente, ese tipo de comisiones
políticas, integradas nada menos que por lo
mejores exponentes apristas de la ciencia, la cultura y, claro está, la
política.
15. ¿CONSTITUCIÓN DEL 79 O CONSTITUCIÓN
DEL 93?
LA CONSTITUCIÓN DE 1979 fue firmada por
Víctor Raúl Haya de la Torre; presentada por Luis Alberto Sánchez, Andrés
Townsed Ezcurra, Ernesto Alayza Gruñid y Roberto Ramírez del Villar; y
promulgada por Fernando Belaúnde Terry. Todos ellos políticos sin mácula.
Resultaba, pues, doloroso y contraproducente que la Constitución en la que
intervinieron estos ciudadanos ejemplares, resultaba siendo sustituida por otra
que venía a coronar el autogolpe anticonstitucional del 05 de abril de 1992.
Dieciséis años después de que Alberto
Fujimori promulgara la Constitución del 93, es evidente que a la clase política
de los últimos tres lustros no les ha interesado el prestigio de quienes
participaron en la dación de la Carta del 79.
¿Debía interesarles?
No como prioridad. Una constitución
obedece – como decía Ferdinand Lasalle – a factores
reales de poder. Por tanto, no a las cualidades de los
constituyentes que la acuerdan o de las personalidades que la promulgan. Esa es
la realidad, y Haya de la Torre era un político
de realidades (como dice Hugo Vallenas Málaga).
El afecto recomienda “el retorno a la
Constitución del 79”; el pragmatismo parece que no. Hay quienes llaman a la
Carta del 93 “estatuto de la dictadura”, comparándola con el Plan Túpac Amaru y
el Plan Inca del gobierno militar de 1968-1980.
Tal vez si “retornara” la Constitución
del 79 tendrían que reabrirse las “cárceles políticas” o edificarse nuevos
panópticos para enrejar a cientos o miles de peruanos, políticos y
funcionarios que de una u otra manera
han ejercido y ejercen el poder en las últimas dos décadas. Leamos el 307º
artículo de la Constitución de 1979:
Esta Constitución no pierde su vigencia
ni deja de observarse por acto de fuerza o cuando fuere derogada por cualquier
otro medio distinto del que ella misma dispone. En estas eventualidades todo
ciudadano investido o no de autoridad tiene el deber de colaborar en el
establecimiento de su efectiva vigencia.
Son juzgados, según esta misma
Constitución y las leyes expedidas en conformidad con ella, los que aparecen
responsables de los hechos señalados en la primera parte del párrafo anterior.
Asimismo, los principales funcionarios de los gobiernos que se organicen
subsecuentemente si no han contribuido a restablecer el imperio de esta
Constitución.
El Congreso puede decretar, mediante
acuerdo aprobado por la mayoría absoluta de sus miembros, la incautación de
todo o de parte de los bienes de esas mismas personas y de quienes se hayan
enriquecido al amparo de la usurpación, para resarcir a la República de los
perjuicios que se les haya causado.
Así que después de todo el problema no
es el “capítulo económico”, sino el más bello artículo de la Constitución del
79, claro es, después de todo el articulado de los derechos humanos: el artículo
307. Una obra de arte del Derecho Constitucional; mas por ahora sólo obra de
arte al fin y al cabo.
Queda el precedente, claro está. Las
generaciones que vienen-a las que les toca idear una fórmula jurídica para que
al fin la demagogia¸ por ejemplo, sea una figura penal de una vez por
todas (tanto daño ha hecho y sigue haciendo) – sabrán encontrarle aplicación.
El mismo Haya de la Torre, por otro
lado, hubiera estado en desacuerdo con que el debate nacional, en las actuales
circunstancias de crecimiento pero también de crisis internacional, se centrara
en “regresar o no regresar a la Constitución del 79”. Su fórmula hubiera sido
el de la paciencia y el del consenso. Después de todo, como él enseñaba a los
jóvenes que lo visitaban todos los domingos en Villa Merced, siempre “los
hechos son más fuertes que los textos”.
16. HAYA DE LA TORRE ¿LÍDER O CAUDILLO?
Muchos libros se han escrito explicando
cuál es la diferencia entre ser un líder o ser un
caudillo.
Hay algunas diferencias saltantes. Al
caudillo no lo sobrevive la institución; al líder sí. Pero hay otro diferencia
que proviene del campo de las humildes
preposiciones: El líder vive para la
institución o a la institución. No es conveniente dar nombres, porque es
imposible evitar que se hieran susceptibilidades , pero es evidente que Haya de
la Torre fue un líder y no un caudillo. En algunas de las etapas de
clandestinidad y ostracismo tuvo que ser seguramente, un líder autoritario,
pero jamás un caudillo.
Pero hay algo que es un valor agregado
en su vida sin tregua (Luis Alberto Sánchez) su liderazgo provenía de
sus cualidades éticas e intelectuales, no como fruto de un malentendido
ejercicio del marketing político. De otra manera su imagen no hubiera
sobrevivido un minuto después de su desaparición física, ya que contra él se
ensayaron – como en ningún otro caso – todas las formas del insulto, la
diatriba, la calumnia y hasta el epíteto obsceno y artero.
Es así cómo el liderazgo genuino de
Haya de la Torre llegó a desbordar el marco partidario y aun el de la política.
Patricio Ricketts epilogó ese liderazgo con un artículo de homenaje durante las
exequias del maestro Haya; lo definió como un líder proteico. Sin
duda lo fue.
17. HAYA DE LA TORRE Y EL ACCESO DEL
PUEBLO A LA UNIVERSIDAD
ALGUNOS UNIVERSITARIOS RECUERDAN que el
cané de medio pasaje fue una conquista de la Célula Parlamentaria Aprista de
1945-48; algunos intelectuales, que la Reforma Universitaria de 1919, que
lideró Haya de la Torre, permitió a los estudiantes modernizar las
universidades, así como permitirles el co-gobierno y el derecho de tacha contra
los malos profesores.
Sin embargo, y aunque parezca
increíble, todo eso no fue lo más importante de todo cuanto hizo Haya de la
Torre por los estudiantes de educación superior.
¿Qué cosa lo fue entonces?
Nada menos que el ingreso del pueblo a la ecuación superior.
En este caso el olvido es una forma de
ingratitud para con la Generación del Centenario que lideró Haya de la Torre. Hay que recordar, así,
que hasta 1920 se le pedía a todo postulante la misma “certificación” de nivel
socioeconómico que hoy en día exige, por ejemplo, la Embajada de los Estados
Unidos de América a cualquier persona que tramite una vida de residencia en ese
país, ni más ni menos.
Haya de la Torre hizo que la choledad y la indignidad tuvieran acceso a la universidad. Los “cholos” que
hasta entonces habían pasado por las aulas sanmarquinas (una docena en el Siglo
XIX), lograban ingresar porque eran
“ahijados” (a veces hijos ilegales) o “recomendados” avalados por algún
aristócrata buen hombre de Lima o algún gamonal provinciano “de buen corazón”.
Haya de la Torre rompió los goznes de la educación superior a favor de los
pueblos del Perú. Debiera recordarlo siempre quien es profesional en nuestro país.
18. VÍCTOR RAÚL “ENEMIGO” DE LAS
FUERZAS ARMADAS
UN GENERAL PRESIDENTE DECRETO que Haya
de la Torre era “indigno de la nacionalidad peruana” (Manuel Odria. 1954), y
otro general presidente, un cuarto de siglo más tarde, decretó que se le
concediera la máxima condecoración peruana, la Orden
El Sol del Perú en su grado de Gran Cruz (Francisco
Morales Bermúdez, 1979),
¿Cómo nació la rivalidad entre el
Partido de Haya de la Torre y las Fuerzas Armadas?, ¿Se debió a la masacre de
los militares presos en Trujillo durante los sucesos de la Revolución de
1932?¿acaso por la muerte no esclarecida del comandante Remigio Morales
Bermúdez?
Esta claro que las oligarquías
sembraron la cizaña, pero
los militares no eran tontos; se daban cuanta de los propósitos de esas
oligarquías. ¿Por qué entonces les hicieron caso?
Porque tenían una razón bastante simple
para hacerlo. A la luz de la historia ahora lo sabemos con certeza.
Para “esclarecer este misterio” debemos
retroceder a la lectura del primer plan de gobierno que candidato alguno
presentara alguna vez a un electorado peruano: el Plan de Acción Inmediata o
Plan Mínimo que Haya de la Torre presentó a la ciudadanía durante la campaña
electoral de 1931.
En él, el candidato del Partido del
Pueblo al exponer la situación del indio peruano, sus comunidades y su
indigencia, prometía educarlos – inclusive en su lengua – hasta convertirlos en
sujetos de crédito, empresarios y profesionales. Ponía a su disposición el
aparato del Estado para que conquistaran mercados fuera de su jurisdicción ,
casi como si el Estado hoy en día se comprometiera a conseguirle mercados
extranjeros a la microempresas de Gamarra (Lima) o el Porvenir (Trujillo). Haya
de la Torre iba a convertir a los pongos en ciudadanos reales y capaces.
¿De dónde entonces iban a provenir los
soldados de tropa?,¿a quiénes iban a mandar los generales endomingados con
charreteras?¿quiénes iban a servir en la casa de los sanchecerros, los Benavides, los Odrías? No hay duda de que Haya de la Torre era el enemigo.
Azuzar la enemistad entre las Fuerzas
Armadas y los seguidores de Haya de la Torre convenía a los interesados de las
oligarquías, pero esa enemistad tenía un “fundamento” poderoso para ciertos
oficiales: la emancipación económica del indio era un peligro.
La demostración estaba en la gran
cantidad de “cholos” que el Partido de Haya de la Torre había llevado al
Congreso Constituyente de 1931.
Y lo peor de todo era que hasta
entonces los “defensores de indios y cholos” jamás habían sido un peligro para
el sistema. Ni Pedro Zulen Aymar, ni Manuel Gonzalez Prada, ni Dora Mayer,
tuvieron nunca posibilidades reales de alcanzar el poder como Haya de la Torre.
Se podía estar de acuerdo con ellos y con su mirada nostálgica y romántica de
las condiciones del indio, aun cuando ya González Prada apuntaba al problema
económico del tema. El Partido Socialista de Mariátegui estaba años luz del
poder y toda la ejecutoria del Amauta no pasaba de ser un panegírico (La cuestión del indio) hermosamente redactado dentro de sus Siete ensayos. Otra
cosa era Haya de la Torre. Podía tomar el poder y dejar los cuarteles sin chulillos. Había
que evitarlo. Lo hicieron cuanto pudieron, hasta desangrar a la República.
19. LA LEY E HOMENAJE: EL VERDADERO
MONUMENTO EN MEMORIA DE HAYA DE LA TORRE
¿A QUE SE DEBE el prestigio de la
Justicia en los Estados Unidos de América?¿por qué se dice que pudo evitarse el
fraude electoral de 1931 que impidió que Haya de la Torre fuera Presidente del
Perú entonces?¿Por qué a pesar de aprobarse leyes favorables al pueblo, en Haya
de la Torre, ese ejercicio es insuficiente y hasta contraproducente?
La respuesta es la inserción del pueblo en los procesos democráticos
de todo nivel.
Haya de la Torre siempre reclamó mayor
participación del pueblo en el interés de “hacer más democrática la
democracia”. Y ya que en el 2021, la Repùblica no sólo cumple doscientos años
de independencia, sino también dos siglos de lucha infructuosa contra la
corrupción cartesiana, Haya de la Torre hubiera seguido promoviendo – como
lo hizo en la vida- la inserción del pueblo en la lucha contra
la corrupción.
A propósito, ¿por qué corrupción cartesiana?, porque
es institucional (vertical: hay corrupción “en los de arriba con en los de
abajo”) y está generalizada (horizontal: desde la extrema izquierda – infrarroja-hasta la
extrema derecha – ultravioleta). Es una forma poco académica de decirlo tal
vez, pero resulta bastante didáctica.
La llamada LEY DE HOMENAJE HAYA DE LA
TORRE consiste en una iniciativa legislativa por la cual cada vez que desde el
Estado (Poderes, Regiones, Organismos descentralizados,Municipalidades, etc),
se convoque a licitaciones o concursos públicos , el organismo electoral
correspondiente elegirá al azar un número de ciudadanos que vigilen la
conformidad legal del proceso. Esos ciudadanos tendrán responsabilidad legal y
su participación tendrá carácter obligatorio.
No más “asesores” que cobran miles de
dólares por fracasar, ni comisiones, ni oficinas, ni burocracias
“anticorrupción” que en doscientos años han resbalado siempre en la inanidad,
desde cuando José Faustino Sánchez Carrión hizo firmar al Libertador Bolívar
aquél famoso decreto en que mandaba a fusilar al funcionario que “tomara para
sí de diez pesos para arriba de los dineros públicos”.
Haya de la Torre pensaba que la
democracia representativa no era “democracia sustitutita” de la voluntad
popular, tampoco de su capacidad de participación y resolución.
Treinta años después de su desaparición
física, Haya de la Torre increpa irónicamente a los gobernantes y a su
oposición (de todos los signos), en los mismos términos en que reprendió sarcásticamente
a la dictadura del Septenato:”... Y ahora, ¿quién moraliza a los
moralizadores?.
Él tenía la respuesta: el pueblo.
20. HAYA DE LA TORRE: LA DESCENTRALIZACIÓN DESENMARAÑADA.
ES NECESARIO RECONOCER que las tesis
descentralistas y regionalistas que Haya de la Torre esbozó en pueblos y plazas
durante la campaña electoral de 1931 siguen vigentes.
Hasta esa época, como en el caso de la
emancipación de los peruanos llamados “indios”, no se tenía en la política
nacional algo que pudiera denominarse realista
de esta materia.
Sin embargo, hoy en día Haya de la
Torre podría ser “descalificado” por subvertir
el orden consitucional desde la perspectiva de la
descentralización y el justo reparto de la riqueza nacional.
¿Qué
decía Haya de la Torre en todos los tabladillos? Y lo que es más importante,
¿qué dicen los textos de todos los planes de gobierno de su Partido, mientras
él estuvo entre nosotros, respecto de este tema?
Un adolescente puede entenderlo fácilmente con el siguiente
ejemplo: la riqueza que se produce en Marcona le pertenece al Perú, pero su
usufructo le pertenece en primer lugar a Marcona. Mas
la segunda parte del postulado de Haya de la Torre camina por los linderos de
una revolución mucho más profunda ( y peligrosa según se verá) Haya de la Torre
propone en 1931, y hasta el día de su muerte lo repitió, que la
descentralización consiste en evitar que Lima sea “el repartidor populista de
la riqueza”.
No es el Gobierno Central el que debe repartir SINO EL QUE DEBE
RECIBIR para sus funciones de administración de justicia, defensa nacional
y otros que le son propios.
Quiere decir que el Perú de hoy es inversamente proporcional (desproporcionado)
en relación al mensaje descentralista de Haya de la Torre.
En otras palabras, decía que el Presupuesto del Gobierno Central
debería nutrirse del aporte de los primigenios usufructuarios de la riqueza:
los pueblos donde se origina.
Si se revisa el Diario de Debates del Congreso de la República se
comprobará cómo es que las intervenciones de la Célula Parlamentaria Aprista de
diciembre de 1931 a enero de 1932, de 1945 a 1948, y de 1963 a 1968, apuntaban
en esa dirección, aun cuando el creador del primer ente moderno recaudador del
Estado centralista, el Banco de la Nación en los Cuarentas, fuera Manuel Seoane
Corrales, líder histórico del Partido del Pueblo.
Sin embargo hay que reconocer que el presidente Alan García es
quien más “ha caminado ese tramo”. Con probada justicia tenemos que comulgan en
que este discípulo de Haya de la Torre le cabe el reconocimiento de haber sido
y ser el presidente más descentralista en la historia patria. Decir lo
contrario sería falso por mezquino. Haya de la Torre sabía que la ruta era
peligros, pero era – en su lenguaje – la única manera de asentar una verdadera justicia
social de pan con libertad en el suelo peruano.