Políticas públicas de
turismo en el Perú
Norma
Fuller
El
Turismo es una de las actividades que mas creció durante la última década en el
Perú[2] . Más
aun, esta industria se presenta como una opción para el desarrollo de las zonas
rurales y comunidades campesinas y nativas porque ofrece recursos que ya
existen –restos, paisajes, historia,
cultura. Sin embargo, las ciencias
sociales no se han interesado mayormente en este fenómeno y lo han dejado en
manos de la empresa privada y de las instancias burocráticas.
El presente trabajo es un intento de dar cuenta de la
historia de esta actividad a través de la revisión de las políticas públicas dirigidas
a este sector. Nos interesa identificar la manera en que las diferentes
concepciones sobre el papel del Estado, la industria privada y las poblaciones
locales definieron las políticas públicas y el impacto de las fluctuaciones de
nuestra vida política y económica en el desarrollo del turismo. Finalmente
intentaré dar cuenta de la versión del patrimonio cultural que guiaron estas
políticas y su influencia en el tipo de turismo que propiciaron y propician en
la actualidad.
Primera etapa: Expansión de
trasportes e infraestructura.
La
historia del turismo en el Perú corre paralela al desarrollo de esta industria
en el mundo. Durante las primeras décadas del siglo XX la expansión de los
medios de comunicación terrestre (carreteras y ferrocarriles) y aérea y la
consolidación de las clases medias asalariadas facilitaron un cierto desarrollo
del turismo interno especializado en vacaciones y salud. Dado lo costoso del
transporte ultramarino y, que el Perú está lejos de los países
industrializados, durante la primera mitad del siglo XX el turismo receptivo
fue incipiente y limitado a viajeros de altos recursos.
Durante la primera mitad del siglo XX el turismo no formó
parte de las políticas públicas porque no era considerado como un sector que
generase divisas o trabajo. Sin embargo, se observa un lento crecimiento de
esta actividad que va paralela a la expansión de vías de comunicación que
facilitan la movilidad de la población y al crecimiento y consolidación de las
clases medias asalariadas con suficientes ingresos estables para emprender
viajes de descanso, recreación y salud. La construcción de vías férreas iniciada
a mediados del siglo XIX[3]
y concluida a inicios del siglo XX (1851- 1910) sería la primera gran
revolución de los transportes en la medida en que unió a las regiones norte,
centro y sur. Esta amplia red ferroviaria permitió la circulación segura y cómoda
de pasajeros[4] .
El periodo que va desde 1911 a 1930 se caracterizó
por la gran expansión de los capitalismos norteamericano, europeo y japonés.
Como consecuencia, los países latinoamericanos vivieron un ciclo de crecimiento
económico gracias a la demanda creciente del mercado internacional por materias
primas. Esta fase prosperidad, llevó a que casi todas las ciudades capitales de
la región doblaran, e incluso, triplicaran su población y se modernizaran. Dentro
de este clima, el gobierno de Leguía
(1919-1930) invirtió fuertemente en la modernización y expansión del
aparato estatal. En este contexto los sectores medios crecieron notablemente y
cambiaron de fisonomía debido al crecimiento de la burocracia estatal y al
surgimiento de una capa de comerciantes y ejecutivos de las nuevas empresas nacionales
y extranjeras. El Estado asumió el papel
de impulsor de la economía a través de la inversión en obras públicas para
atraer a la inversión privada. Se amplió significativamente la red vial con la
construcción de carreras, líneas férreas y aeropuertos. Se inició la
construcción de la
Carretera Panamericana lo que abrió la posibilidad de
realizar viajes en automóvil entre las ciudades de la costa. También se
construyeron tramos de la
Carretera Central que une a la capital, Lima, con la sierra
central. La edificación del aeropuerto internacional de Lima permitió recibir
vuelos del exterior y facilitó la comunicación con el interior.[5]
Este clima de bonanza propició el desarrollo de un cierto turismo interno hacia
las ciudades de provincias, balnearios y centros medicinales. Ejemplo de ello son
los complejos hoteleros de los balnearios de Huacachina en Ica y los Baños de
Boza en Huaral, dos de los puntos mas concurridos por las clases altas y medias
iqueñas y limeñas hasta la década de los cincuenta. Asimismo, por el
Aniversario de 100 años de Independencia, se emprendieron grandes obras para
embellecer y modernizar a la ciudad de Lima. Ello incluyó la construcción de parques, plazas,
hoteles, museos y monumentos[6].
La crisis económica de fines de los años veinte supuso
una violenta contracción de la economía nacional. Este periodo se caracteriza
por el descontento popular y el control militar del aparato estatal[7]
hasta fines de la década de 1930. El primer gobierno de Manuel Prado
(1939-1945) significó el retorno a la democracia y una conducción de la
economía según la cual el Estado debe asumir un rol protagonista en la tarea de
modernizar el país en alianza con la inversión privada (Ob.cit.: 272) El
mercado interno creció debido a la expansión demográfica que se inició en la
década de los cuarenta y a la política estatal de control de precios y aumento
de salarios. Durante este periodo se
creó la Escuela
de Cicerones (1940) para la instrucción en la actividad turística, que luego se
convertiría en CENFOTUR.[8]
También se establecieron las primeras corporaciones
de desarrollo a través de las cuales el Estado
buscaba apoyar y potenciar las iniciativas privadas de expansión
económica. En 1942, se inauguró la cadena de Hoteles de Turistas propiedad de la
compañía Hotelera del Perú S.A.[9]
y se culminó la construcción, de la carretera Panamericana que une a toda la
costa. Ello facilitó la comunicación y ofreció servicios de hospedaje adecuados
a los turistas.
El corto gobierno de Bustamante y Rivero (1945-1948) se
caracterizó por un mayor control e intervención estatal en la economía. Dentro
de esta tónica, en 1946 se creó la Corporación Nacional
de Turismo a la que se adjudicó la administración de la cadena de hoteles de
turistas. Esta entidad continuó con la
construcción hoteles[10].
La expansión del papel del Estado y los planes de inversión se vieron frenadas
por una grave crisis económica acompañada de un aumento del costo de vida, con el consiguiente descontento general y la caída del gobierno
debido al golpe militar del general de ejército Manuel Odría
(Ob. Cit.: 290-291).
Los
años 50 marcaron el inicio de un nuevo periodo de industrialización,
modernización y urbanización. El impacto de la Guerra de Corea sobre los
precios de las materias primas y algunas inversiones extranjeras en minería y
manufactura dieron nueva vida a la economía nacional. Las finanzas del Estado
se expandieron y el gobierno ejecutó diversas obras públicas. La inversión
privada se expandió y las clases medias urbanas crecieron y consolidaron. Ello
se expresó en una mayor capacidad de gasto en viajes destinados a vacaciones y
al cuidado de la salud.
El ochenio de Odría (1948-1953) supuso el retorno al
esquema liberal según el cual el Estado
cumple un rol subsidiario de la inversión privada y se estimula la inversión
extranjera (Garaycochea, 2007). Dentro
de esta tónica, el gobierno devolvió la propiedad de la cadena de hoteles de
turistas a la Compañía Hotelera del Perú S.A.
que expandió significativamente la capacidad hotelera nacional. Asimismo, el
Estado, junto con la empresa privada emprendió obras de infraestructura que
ampliaron la red de carreteras y el sistema de transportes. Ello supuso la
ampliación de las instalaciones necesarias para el desarrollo turístico. El segundo gobierno de Manuel Prado (1956-1960)
continúo con las políticas iniciadas por el régimen previo.
Segunda etapa: El Estado inversor
La
década de los sesenta significó un giro en el turismo mundial. Este creció explosivamente
gracias al abaratamiento de los medios de transporte y a la expansión de las clases medias y se
convirtió en una industria de masas. Los países del tercer mundo ingresaron al mapa turístico como receptores de visitantes
del primer mundo. Se trata de un periodo de euforia durante el cual diferentes
organizaciones internacionales promovieron esta industria como una vía
alternativa al desarrollo. Se incentivó el endeudamiento público y privado para
implementar obras de infraestructura y promoción de esta actividad. En consecuencia el turismo ingresa dentro de
las políticas públicas como una posible vía de desarrollo. Dentro de este
contexto, el primer mandato de Belaúnde (1963-1968) fue un punto de inflexión,
por primera vez se diseñaron políticas públicas destinadas a incrementar el
flujo de turistas internos e internacionales. Se buscó promover el turismo
interno con el eslogan: “Conozca el Perú primero” y con incentivos tales como
conceder a los funcionarios públicos adelantos de su fondo de pensiones para
que pudieran usarlo en vacaciones.
Este periodo se caracterizó por el interés en expandir la
infraestructura vial e integrar todo el territorio nacional. Se emprendió
grandes obras de infraestructura vial (Contreras y Cueto, 2004) entre ellas la
carretera marginal de la selva que abrió la posibilidad de integrar la región
amazónica a los circuitos turísticos. Se construyó aeropuertos en diversas
ciudades el interior.
En
1964 se creó la Corporación de Turismo
del Perú (COTURPERU) para promover la
restauración del patrimonio monumental y el desarrollo de infraestructura
hotelera. En 1969 COTURPERU asumió la
administración de la cadena de hoteles de turistas. Dentro de este marco
se diseñó el Plan Copesco, un proyecto
estatal para implementar infraestructura turística en el sur del Perú. Se
elaboró junto a la empresa
norteamericana Checchi and Company un estudio sobre ‘Las Posibilidades del
Turismo en el Perú’. [11]
En este periodo también se incentiva la educación en
turismo. En 1965 se fundó la Escuela Nacional de Turismo que se convertiría en
el Centro Nacional de Aprendizaje de Servidores en Hoteles (CENASH) destinado a
capacitar a trabajadores de hoteles, restaurantes y agencias de turismo. En
1975 se incorporaron al SENATI como programas de Turismo y Hotelería.[12]
El golpe de Estado de Velasco (1968-1975) instauró por
siete años un gobierno que favorecería un mayor control estatal de la economía.
En adelante el turismo se convertiría en un sector de la economía y se buscó
impulsarlo, a través de la promoción del
Perú como destino, el apoyo al turismo interno y la construcción de infraestructura. Se
incentivó también la inversión privada nacional en hotelería y turismo a través
de estímulos tales como la concesión de préstamos y la exención de impuestos
para las inversiones en este rubro. Se creó impuestos a los bienes y servicios
que se destinaron al desarrollo del turismo (FOPTUR, 1981). El Plan Inca buscó
incrementar el ingreso de divisas y estimular el turismo receptivo así como el
acceso de las mayorías al turismo interno mediante la inversión estatal en obras de infraestructura
turística y en instalaciones tales como la construcción de albergues a precios
accesibles.
En 1969 la
Corporación de Turismo del Perú se convirtió en ENTURPERU,
una empresa estatal dedicada al desarrollo del turismo y a la promoción del
Perú como destino basado en su patrimonio natural, cultural y folklórico. Se
emprendió restauraciones del patrimonio material: histórico y arqueológico (Franco, 1983:700) y se implementó una
política de rescate y revalorización del patrimonio inmaterial con especial
énfasis en las poblaciones campesinas y nativas. Para ello se creó ferias
artesanales y festivales de artes y danzas populares a lo largo de todo el Perú
y se buscó estimular la producción de artesanías como un medio de generar
ingresos complementarios entre las poblaciones campesinas y nativas. En suma, el tipo de turismo que se incentivó
fue el cultural en sus versiones histórico y arqueológico. Ello iba en consonancia
con la ideología oficial que enfatizaba las raíces indígenas de la peruanidad y
buscaba revalorizar el acervo cultural de la nación.
El gobierno de Morales Bermúdez (1975-1980) se propuso
revertir el modelo económico puesto en marcha por Velasco. Las políticas
públicas con respecto a este sector dieron mayor énfasis al apoyo a la
inversión privada. En 1977 se promulgó
un régimen de incentivos para la actividad turística, entre los cuales se
incluyó la exoneración de impuestos, facilidades de pago en la adquisición de
terrenos de propiedad del Estado, créditos para el financiamiento con tasas de
interés favorables a través de la Banca Estatal. También se otorgó incentivos
tributarios a la inversión y/o reinversión privada a través de la liberación
del impuesto a la renta en tales casos. (FOPTUR, 1981). En lo referente a la
promoción turística, se disminuyó el impuesto a bienes y servicios destinado al
desarrollo turístico. En compensación se gravó la salida al exterior con la
creación del impuesto al viaje al exterior y la asignación de un costo al
trámite de pasaporte.
El Estado continuó asumiendo un rol de promotor y
subsidiario del sector. Se creó el Ministerio de Industria y Turismo, al cual
se asignó como ámbitos de competencia: planear y promover la provisión de
infraestructura turística, normar y controlar el funcionamiento de los
servicios turísticos, supervisar y controlar la calidad de los servicios
turísticos y favorecer la capacitación profesional de los trabajadores del
sector. (FOPTUR, 1981) Se creó el Fondo de
Promoción del Turismo (FOPTUR) con el objetivo de intermediar, en lo financiero, entre el
sector público y privado y de institucionalizar la promoción turística. Sus
tareas eran: promocionar el turismo receptivo; brindar apoyo e incentivar a las
empresas de servicios turísticos en la ejecución de programas de promoción del
turismo receptivo; apoyar y participar en certámenes, exposiciones, ferias y
otros eventos tanto en el país como en el extranjero; apoyar el folklore y la
artesanía como medios de atracción turística; realizar planes, programas y
proyectos de promoción turística y desarrollar actividades de investigación y
capacitación turísticas (FOPTUR, 1981) FOPTUR estaba a cargo también de la
construcción de infraestructura básica, sin embargo esta meta se logró solo parcialmente debido a la ausencia de
lineamientos concretos (De la
Flor 2000: 112-113).
Junto a FOPTUR, se creó el Centro de
Formación Turística (CENFOTUR) como entidad educativa destinada a la formación
de profesionales en el sector turismo. Conforme a la concepción estatal del
turismo, sus tareas se remitían a: estudiar y determinar las necesidades de
formación y capacitación del personal requerido; proponer a la Secretaría de Estado de
Turismo la política de formación y capacitación del personal de la actividad
turística; planear, elaborar, ejecutar y promover programas de formación y
capacitación de acuerdo con las políticas sectoriales establecidas; y emitir
pronunciamientos para la apertura de nuevos centros de enseñanza turística y
para la ejecución de actividades educativas sobre la materia.
La década de los ochenta estuvo signada por la recesión
económica nacional e internacional. A la crisis económica se sumó el clima de
inseguridad interna debido a la violencia desatada por movimientos insurgentes
que tomaron la vía armada. Al final de los ochenta el sector había colapsado,
el flujo de visitantes del exterior era casi inexistente y la hiperinflación de
los años 1988-90, que llevó a las clases medias a la ruina, redujo drásticamente el turismo interno.
El segundo gobierno de
Belaúnde (1980-1985) profundizó el retorno al liberalismo económico
iniciado por Morales Bermúdez. Sin embargo, se enfrentó a un clima de malestar
social debido a la crisis económica que hizo decaer los niveles de vida de los
sectores medios y populares y al surgimiento de los movimientos insurgentes
Sendero Luminoso y Tupac Amaru. En lo referente al sector turístico las políticas estatales se
concentraron en la labor de promoción y estímulo a la inversión privada a
través de incentivos tributarios y financieros al transporte aéreo y a la
construcción hotelera. Dentro de este
contexto ENTERPERU, administradora de los Hoteles de Turistas, fue
privatizada nuevamente y rebautizada como COTURPERU. En su último año de
gobierno, Belaúnde promulgó la
Ley General del Turismo que favorecía la inversión privada y
la reinversión en turismo. En el primer gobierno de García (1985-1990) se
continuó con las políticas establecidas por Belaúnde. Sin embargo, los
incentivos a la reinversión se anularon y la actividad turística disminuyó
considerablemente debido a la inseguridad interna y a la profundización de la
crisis económica.
Tercera etapa: El Estado
Promotor
En
la década de los noventa la economía peruana y la seguridad interna comienzan a
recuperarse. Durante el gobierno de Fujimori (1990-2000) se giró
definitivamente a un modelo neo liberal en la conducción de la economía y en el
diseño de políticas publicas. Se profundizó la privatización de las inversiones
y se desmontó y reorganizó el aparato
organizacional y la infraestructura estatales. Se disolvió ENTURPERU y los
hoteles pertenecientes a la cadena Hoteles de Turistas fueron adquiridos por el
sector privado (Indacochea 1996).
El cambio en la importancia
económica del turismo fue de la mano con un incremento en la atención brindada
desde el Estado a tal actividad. Desde 1993 se observa un crecimiento continuo
del sector. Los ingresos de divisas
crecieron a tasas del 20% anual hasta 1998 año en que se generaron 913 millones
de dólares en divisas. El año 1998 fue declarado
oficialmente el "Año de los 600 mil turistas" y 1999 es el "Año
del turismo interno" (Chacaltana 1999).
En
contraste con los regimenes anteriores, cuyas políticas se centraron en la
construcción de infraestructura y en los incentivos a la inversión, a partir
del gobierno de Fujimori las políticas públicas enfocaron la labor de promoción
dejando las obras de infraestructura en manos del sector privado. Además se
buscó ampliar la oferta turística y las campañas de publicidad del Estado peruano dejaron de enfocar el
llamado turismo étnico o cultural y fomentaron no
sólo las visitas arqueológicas, sino las culturas vivas, la ecología, las
expresiones artísticas regionales y la gastronomía (Manrique, 2000:315). Para
ello se implementó herramientas
promocionales más variadas y actualizadas. Con este fin se creó PROMPERU
entidad que tiene como objetivo propiciar el crecimiento de los flujos
turísticos, participar en eventos, establecer alianzas con diversos organismos
internacionales y crear y promover productos turísticos peruanos en el mercado
internacional.
Por primera vez se
diseñó un Plan Maestro de Desarrollo Turístico Nacional de la República del Perú[13]
y se planteó el Programa de Desarrollo Integrado del Turismo del Perú
(PRODITUR-1999)[14] que se proponía mejorar la competitividad de las
empresas turísticas y contribuir al incremento y al mejoramiento de la oferta
turística por medio de la
diversificación de los productos turísticos que se ofrecían en el mercado
internacional. Para ello se diseñó proyectos tales como: Construyendo las
Ventajas Competitivas del Perú y el Proyecto de Promoción Integral de Ayacucho
como destino turístico y el Programa de Desarrollo Integrado de Turismo y otros
menores tales como el desarrollo de agroturismo en Cajamarca, del turismo
participativo en Cuzco y del turismo relacionado a la naturaleza y la cultura
en Lambayeque y Cuzco. Es decir, se amplió la oferta turística de modo que
cubriera todas las variedades de turismo cultural a las que se añadió las
variedades rural y ecológica que buscaban integrar a la población rural de la
región andina y promocionar a la
Amazonía.
. Paralelamente, se buscó mejorar la
oferta turística a través de la capacitación de los servidores de esta área y
de programas destinados a generar cultura turística en la población. Se
promulgó una nueva ley de turismo que creó diversas instancias que garantizan
la seguridad del turista tales como la policía de turismo[15]
y la fiscalía de turismo. Dentro de este marco INDECOPI[16]
firmó un convenio con Promperu para, a
través de la fiscalía del turismo[17],
la policía de turismo y el servicio de
protección al turismo, se informe al consumidor, se vigile que las empresas
cumplan las normas y, dado el caso, se sancione a la empresa y se repare al
consumidor. Es decir que se buscaba
satisfacer necesidades e intereses del turista pero no se buscaba construir
herramientas para que la población local se sienta reconocida social y
políticamente. (Ulfe 2008).
El gobierno de Toledo (2001-2006) marcó el inicio de la
recuperación económica del Perú en base al modelo ya en marcha durante el
periodo de Fujimori. Las políticas públicas se centraron en la promoción del
producto Perú y del turismo interno. Paralelamente se incentivó la inversión
privada en infraestructura y se dio incentivos tributarios a la inversión en
establecimientos de hospedaje.
Para incentivar el turismo interno se otorgó incentivos,
tales como el establecimiento de feriados largos. Finalmente, se otorgó
beneficios tributarios que eximían de IGV a los servicios de alojamiento y
alimentación adquiridos en el país por sujetos no domiciliados.
Como estrategia de promoción internacional, en el 2002 se
creó la Marca
Turística , símbolo e imagen del Perú. En un principio
pretendía dar cuenta y promocionar los monumentos arqueológicos, la naturaleza
y las costumbres y festividades que se encuentran en el Perú. El eslogan
propuesto fue: “Donde la historia vive” y el texto rezaba “
La famosa piedra incaica de los 12 ángulos
sirve de lienzo para dibujar el misterioso colibrí que trazaron los nazca en
sus pampas. Esta composición da a luz un ave multicolor que establece un puente
temporal entre el pasado y el presente, un puente mágico que une la diversidad
cultural y natural de un país cuya historia nos habla sobre la fiesta de la
vida. Es un ave que resalta la exuberante belleza de la tierra peruana, salta y
brinca trayendo a la memoria insólitos danzantes que celebran cada día la magia
del Perú (PromPerú 2002 en: Cortés 2007: 306).
En
el 2003 la frase inscrita en la Marca Turística fue cambiada de “Donde la
historia vive” a “Perú, país de los
Inkas” resaltando así la relación con la cultura incaica porque se consideraba
que esta es la imagen que tipifica al Perú. Paralelamente se continuó con la
promoción de la artesanía y la gastronomía en tanto expresiones del patrimonio
inmaterial que pueden ser ofrecidas para el consumo de los visitantes (Alfaro
2005). También, se inició el Proyecto de Mejora del Sector Turismo en la Comunidad Andina
que pretende mejorar el espacio turístico, reforzar los productos, crear un
sistema de información, capacitar al personal turístico, generar mayor demanda,
asegurar su sostenibilidad social y ambiental, facilitar y generar
inversiones.
El turismo interno creció de manera sostenida durante
década del 2000. Durante el 2003 se realizaron aproximadamente 13,7 millones de
viajes por turismo interno. Incremento considerable respecto al flujo de
turistas internos de 1,1 a
2,6 millones registrado durante el año 1997. Sin embargo el crecimiento y flujo
presentado fueron reducidos en comparación con el turismo internacional y en
relación a la población.[18] Esto se debió, en
buena medida, a que la infraestructura turística es limitada. La
estabilidad económica atrajo a las inversiones en hotelería y transportes
aéreos pero esta fue insuficiente. Tanto en hoteles como en
transporte aéreo la inversión más fuerte provino de capitales multinacionales. En el caso de los
hoteles, la inversión creció significativamente pero se concentró en pocos
destinos ya consagrados y destinados al
turismo receptivo. El transporte se desarrolló en el área de los
vuelos internacionales en tanto que el sector de vuelos
nacionales retrocedió y la oferta es insuficiente..
En consecuencia, a pesar de que este periodo se caracterizó por su tendencia
hacia la institucionalización y formalización, el turismo no ha logrado
desarrollar todo su potencial.
El segundo gobierno de García (2006-2011) continúa con
las políticas diseñadas en el Plan Estratégico Nacional 2005-2015. Se vive un
clima de expansión económica que el Perú no veía desde la década de los
setenta. El superávit fiscal permite al
Estado emprender obras de infraestructura vial y construcción de aeropuertos.
Las clases medias viven un periodo de bonanza que se refleja en el dinamismo
del turismo interno, auspiciado por políticas que otorgan feriados a los
trabajadores del sector público y con
campañas publicitarias tales como “Escápate de la rutina” “Perú mucho gusto” y
“El Perú lo tiene todo” puestas en marcha por PROMPERU.
Los años 2008 y 2009 marcaron cierto un descenso en la
actividad turística debido a la recesión económica mundial. Aunque sigue
creciendo su ritmo se ha desacelerado pasando del tercer lugar como generador
de divisas al quinto[19]
Conclusiones
La historia del turismo en el Perú corre
paralela al de nuestra historia y al desarrollo de esta industria en el mundo.
La aparición del turismo interno se posibilitó por la expansión de los medios
de comunicación terrestre (ferrocarril y carreteras) y por la consolidación de
las clases medias asalariadas. Sin embargo, esta actividad no tuvo mayor peso
en la vida económica del país hasta la década de los sesenta en que se dio la
gran expansión del turismo de masas y comenzó a llegar un flujo de turistas
provenientes de los países del primer mundo. Desde entonces ha sufrido
fluctuaciones que van paralelas a los climas económico y político nacional e
internacional.
A partir de la década de los sesenta, el turismo ha adquirido
una creciente presencia y relevancia en
las políticas públicas. Se observa una tendencia hacia la institucionalización
y formalización de esta actividad. La evolución de su importancia responde a
los cambios globales de la industria turística y a las fluctuaciones en la
concepción del papel del Estado en la economía. Estas han girado desde
posiciones liberales en las cuales el Estado cumple un rol de facilitador de la
inversión privada hasta el intervencionismo en el cual lidera el desarrollo. De
este modo encontramos que los regimenes liberales dan mayor énfasis a la
promoción y al incentivo de la inversión privada mientras que los regimenes
populistas enfatizan la inversión en infraestructura. Sin embargo, puede decirse
que a lo largo de el siglo XX y el presente han predominado los regimenes
liberales por lo que las políticas publicas se han concentrado mayormente en la
promoción del producto Perú mientras que la inversión en infraestructura y en
la puesta en valor del patrimonio material
e inmaterial ha sido poca y dependiente de donaciones de la cooperación
internacional o de la iniciativa privada.
El tipo de turismo que caracteriza al Perú como receptor
de turistas extranjeros es el cultural. Sin embargo la tendencia a la
diversificación de esta actividad lleva a que aparezcan modalidades cada vez
más diversas tales como los turismos ecológico, étnico, gastronómico y
rural. En consonancia, se observa que
las políticas públicas de promoción del turismo se concentraron, hasta la
década de los noventa en la promoción del Perú como destino histórico cultural
mientras que a partir de las década de los noventa empieza a promocionar
diversas variedades de turismo cultural y ecológico.
La visión del patrimonio nacional
que inspira las políticas públicas sobre turismo responde en gran medida al
tipo de turismo que el Perú atrae. En consecuencia, enfatiza el pasado
prehispánico, la diferencia cultural y la ecología. Puede decirse que esta
industria tiende a crear y difundir una imagen exotista del patrimonio cultural
peruano.
Al
respecto, resulta ilustrativo analizar la manera en que el Estado nacional
define la posición de ciertas minorías étnicas o poblaciones campesinas que
mantienen estilos de vida tradicionales para adecuarlas a las demandas del
turismo internacional. En el Perú, por ejemplo, las poblaciones campesinas de
la región andina y sus manifestaciones artísticas y culturales tienden a ser
asimiladas al folclor, al pasado remoto o a las raíces de la cultura peruana,
mientras que los grupos étnicos que habitan la Amazonía han empezado a
ser vendidos en paquetes de turismo étnico o ecológico como «otros primitivos».
Estas políticas expresan de manera gráfica las profundas fisuras de la sociedad
peruana.
Uno de los giros más importantes en las campañas
turísticas actuales es el afán de revalorizar expresiones culturales antes
vilipendiadas. La comida y el sabor, las expresiones del arte, de la historia y
el lenguaje se presentan ahora como expresiones del ingenio y la creatividad de
los peruanos. Así está en curso un proceso de recuperación del patrimonio
cultural peruano liderado por las elites económicas y empresariales, que se
coloca una de las grandes productoras de discursos sobre la identidad nacional.
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Congreso de la República del Perú
www.congreso.gob.pe
Instituto Nacional de
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Intelectual (INDECOPI)
Perú tren. Historia
de los ferrocarriles en el Perú
www.perutren.org
Banco Central de
Reserva del Perú
Base de datos
turísticos del Perú
www.badaturperu.com.pe
[1] Esta es una
version actualizada del capitulo 6 del
Libro Turismo y cultura. Entre el
entuasismo y el recelo. Fondo Editorial d ela PUCP. Lima , 2009
[2] Entre el 2002 y 2007 creció sostenidamente a un ritmo de 13% anual
(PENTUR) En el año 2008 participó en la economía nacional con el 4.54 del PBI
traducidos en 8,490.000 millones de
soles (BADATUR 2008)[2]. Entre
1991 y el 2008 su participación en el
PBI varió entre 3.5% y 4.5% Se trata pues de uno de los sectores más
importantes de la economía nacional (BADATUR 2008).
[3] El primer ferrocarril fue de Lima a
Callao e inicio sus labores en 1851.
[4]
En 1920 se contaba con los ferrocarriles: Paita-Piura, Pacasmayo-Chiclayo;
Salaverry-Trujillo-Ascope; Chimbote-Huallanca; Lima–Huacho (con ramal a
Paramonga); Lima- Lurín; Pisco-Ica; Lima-Cerro de Pasco; Huancayo-
Huancavelica; Arequipa-Puno-Cuzco-Quillabamba. (www.perutren.org visto 18-09-08)
[5] En 1929 se inauguró la línea aérea
Fawcett que cubría vuelos al interior del Perú. (Contreras y
Cueto, 2004: 239-242
[6] Entre
tales obras se encuentra el parque de la
exposición, el parque de la
Reserva , los museos Bolivariano, Víctor Larco, de la Breña y los hoteles Bolívar, Country y Maury.
[7]
Proliferaron los enfrentamientos políticos entre grupos conservadores y los
movimientos estudiantiles y sindicales. En 1930 el general Sánchez Cerro derrocó a Leguía, asumió el poder en 1931 y
es asesinado en 1933. (Contreras, 2000:241-242) La Asamblea Constituyente
nombró, ese mismo año, al general Benavides como presidente. Este último
(1933-1939) implementó políticas sociales con el fin de calmar el descontento
popular, y fomentó la expansión de la industria nacional mediante políticas
proteccionistas.
[8] Fuente: www.cenfotur.edu.pe/resena
[9] Entre ellos se encuentran: el Hotel
Turismo Huancayo (1940) y el Hotel de
Turistas Camaná (1942).
[10] En este periodo se construyó el hotel
de turistas de Pucusana, una balneario
al sur de Lima.
[11] Fuente: www.congreso.gob.pe
[12] Fuente: www.cenfotur.edu.pe/resena
[13] Elaborado en 1999 por JICA y el
MITINCI
[14] BID-CANATUR
[15] Creada en el
año 1993 esta área de la guardia civil tiene como funciones proteger al turista
y al patrimonio así como orientar e informar a la población (www.congreso.gob.pe;
www.indecopi.gob.pe)
[16] Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de
Protección de la
Propiedad Intelectual
[17] Creada en 1998 la fiscalía provincial
de turismo, tiene la finalidad de abrir procesos de investigación ante
denuncias verbales o escritas de los turistas que reclamen por la calidad de
los servicios recibidos.
[18] Informe MINCETUR.
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