Electromagnetismo y seres
vivos: primeros tanteos
Investigadores del centro Ramón y Cajal estudian
los efectos de los campos magnéticos en las funciones celulares
CARMEN MARIÑO
Un grupo
de investigadores del centro especial de la Seguridad Social Ramón y Cajal de
Madrid estudia experimentalmente, y desde distintos enfoques científicos, la
influencia de los campos electromagnéticos sobre los organismos vivos, con el
objeto de determinar sus posibles efectos, tanto beneficiosos como dañinos.
Sólo cuatro grupos en el mundo se hallan en esta línea de investigación, y el
español ha logrado comprobar ya, por una parte, la facultad del
electromagnetismo para inducir mutaciones en embriones de pollo, y en el otro
extremo, la utilidad de la magnetoterapia para soldar fracturas óseas en un
tiempo espectacularmente breve.La teoría de los campos magnéticos está
introduciendo una nueva concepción de la biología y la medicina, que a partir
de ahora ya no podrán volver a ser contempladas con la óptica tradicional, que
les atribuía unos procesos exclusivamente químicos. "Los postulados
clásicos están cambiando", afirma José Luis Monteagudo, ingeniero de
Telecomunicación, jefe del servicio de Bioelectrónica del Ramón y Cajal y
adjunto del departamento de investigación que dirige José Manuel Rodríguez
Delgado en el mismo centro. Se trata de un cambio lento que se produce "a
medida que se va comprendiendo la importancia de los fenómenos eléctricos e
iónicos en las funciones orgánicas, y concreItamente en la enfermedad y en la
salud. Hoy se sabe ya que tanto la división celular como la fecundación del
óvulo por el espermatozoide se realizan por un proceso iónico eléctrico".
Las
líneas de la investigación que se lleva a cabo en el centro Ramón y Cajal
(laboratorio punta entre los cuatro que trabajan en todo el mundo en este
campo) se centran fundamentalmente en dos direcciones: el control del medio
ambiente y su aplicación en medicina preventiva, buscando posibles efectos
cancerígenos o de producción de estrés, y el estudio de los fenómenos
electromagnéticos asociados al crecimiento celular (fenómenos epigenéticos). La
aplicación clínica de este control del crecimiento celular es la reparación
ósea, sobre todo en casos de pseudoartrosis (lesiones óseas que no han soldado)
y en los procesos infecciosos asociados.
"Las
teorías de la interacción bioelectromagnética se basan en las propiedades
bioelectrónicas de los tejidos orgánicos", dice Monteagudo. Se trata de un
campo totalmente nuevo, "en el que se están estableciendo modelos biológicos
básicos", y que no se produce por un efecto térmico, sino por una
interacción con las membranas celulares. Las frecuencias que se aplican son muy
bajas (ELF) y con muy baja intensidad.
Indicios de mutaciones genéticas
Pese a
que estos estudios no están definitivamente confirmados, se han encontrado
indicios de mutaciones o cambios genéticos inducidos por los campos
electromagnéticos en determinados ambientes. "Por ejemplo", afirma
Monteagudo, "donde hay máquinas de soldar plásticos, e incluso en lugares
tan poco sospechosos como en el propio hogar, debido a los
electrodomésticos"."Lo que sí ha quedado confirmado tras dos estudios
epidemiológicos realizados en Estados Unidos y en Suecia ha sido que la
mortalidad por leucemia se duplica entre los trabajadores de la industria
eléctrica, electrónica y de comunicaciones", indica Monteagudo, para quien
la aparente contradicción entre estas conclusiones y las propiedades
terapéuticas de los campos electromagnéticos se resuelve con la explicación de
que éstos "pueden modificar las funciones celulares para bien o para
mal". Para estudiar estos efectos de forma experimental ha construido
aparatos especiales con los que mide las dosis habituales en campos, casas y
hospitales.
Aparte la
influencia que los campos magnéticos han tenido en la evolución de las
especies, se sabe que los campos electromagnéticos influyen de alguna manera en
los seres vivos. Las palomas mensajeras, por ejemplo, los utilizan como brújula
para orientarse; los caracoles, para cavar sus túneles, y existen bacterias que
navegan siguiendo el campo magnético terrestre.
Buscando
las aplicaciones de los campos electromagnéticos en los tejidos y en el sistema
nervioso, el doctor Rodríguez Delgado descubrió la posibilidad de inducir el
sueño en los monos mediante su utilización. Eduardo Ramírez, miembro del mismo
equipo de investigación, comprobó que la drosophila melanogaster, la
conocida mosca de la fruta, cuando se ve en la disyuntiva de colocar sus huevos
en un lugar con fuerte carga electromagnética y otro libre de ella, opta
siempre por este último. De esta manera logra la supervivencia de sus crías,
porque paralelamente se descubrió un mayor índice de mortalidad entre las
larvas y pupas de la mosca cuanto más grande es la intensidad del campo.
Asimismo
se ha podido comprobar la posibilidad de provocar mutaciones en los embriones
de pollo por electromagnetismo y el efecto que este campo ejerce sobre la
fertilidad de los ratones, anulándola por completo. Otro de los hallazgos
experimentales de los investigadores del Ramón y Cajal es la inhibición del
crecimiento de las colonias de bacterias.
Aparatos de fabricación propia
"La
terapia de los campos magnéticos interfiere el metabolismo bacteriano, y por
eso es eficaz en todos los casos de infección que acompañan a las
pseudoartrosis", explica José Ortega Klein, médico adjunto del servicio de
Traumatología del Ramón y Cajal, donde se viene aplicando la magnetoterapia
desde 1980. "Empezamos utilizando los aparatos norteamericanos, pero
aunque los resultados eran muy buenos, el alquiler resultaba excesivamente
costoso, ya que salía por unas 280.000 pesetas cada vez que se usaba, por lo
que el departamento de investigación decidió hacerlo con tecnología
propia". Actualmente disponen de 20 aparatos diseñados por Monteagudo, que
el enfermo puede, incluso, llevarse a casa sin necesidad de
hospitalización."Lo normal", indica Ortega explicando el proceso,
"es que cuando se produce una fractura, el hueso tienda a consolidarse, a
hacer callo, pero a veces no ocurre así por falta de riego o porque el hueso no
envía una señal suficiente para transformar las células del tejido fibroso en
células óseas. Lo que hace el campo magnético es dar esa señal".
Tras la
experiencia de cuatro años de aplicación, Ortega afirma con total convicción
que "la magnetoterapia es muy eficaz para el tratamiento de las
pseudoartrosis y las infecciones que las acompañan, hasta el punto de que hemos
obtenido un resultado positivo en el 68% de los casos tratados".
Pese a no
haberse encontrado efectos negativos en su aplicación clínica, las mutaciones
producidas en los embriones de pollo obligan a los médicos a ser cautos, y por
eso "antes de aplicar este método a un enfermo le explicamos que todavía
no se sabe con certeza si puede tener efectos mutagénicos, porque es algo muy
nuevo".
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