Monday, March 10, 2014

Electromagnetismo y seres vivos

Electromagnetismo y seres vivos: primeros tanteos

Investigadores del centro Ramón y Cajal estudian los efectos de los campos magnéticos en las funciones celulares

CARMEN MARIÑO

Un grupo de investigadores del centro especial de la Seguridad Social Ramón y Cajal de Madrid estudia experimentalmente, y desde distintos enfoques científicos, la influencia de los campos electromagnéticos sobre los organismos vivos, con el objeto de determinar sus posibles efectos, tanto beneficiosos como dañinos. Sólo cuatro grupos en el mundo se hallan en esta línea de investigación, y el español ha logrado comprobar ya, por una parte, la facultad del electromagnetismo para inducir mutaciones en embriones de pollo, y en el otro extremo, la utilidad de la magnetoterapia para soldar fracturas óseas en un tiempo espectacularmente breve.La teoría de los campos magnéticos está introduciendo una nueva concepción de la biología y la medicina, que a partir de ahora ya no podrán volver a ser contempladas con la óptica tradicional, que les atribuía unos procesos exclusivamente químicos. "Los postulados clásicos están cambiando", afirma José Luis Monteagudo, ingeniero de Telecomunicación, jefe del servicio de Bioelectrónica del Ramón y Cajal y adjunto del departamento de investigación que dirige José Manuel Rodríguez Delgado en el mismo centro. Se trata de un cambio lento que se produce "a medida que se va comprendiendo la importancia de los fenómenos eléctricos e iónicos en las funciones orgánicas, y concreItamente en la enfermedad y en la salud. Hoy se sabe ya que tanto la división celular como la fecundación del óvulo por el espermatozoide se realizan por un proceso iónico eléctrico".
Las líneas de la investigación que se lleva a cabo en el centro Ramón y Cajal (laboratorio punta entre los cuatro que trabajan en todo el mundo en este campo) se centran fundamentalmente en dos direcciones: el control del medio ambiente y su aplicación en medicina preventiva, buscando posibles efectos cancerígenos o de producción de estrés, y el estudio de los fenómenos electromagnéticos asociados al crecimiento celular (fenómenos epigenéticos). La aplicación clínica de este control del crecimiento celular es la reparación ósea, sobre todo en casos de pseudoartrosis (lesiones óseas que no han soldado) y en los procesos infecciosos asociados.
"Las teorías de la interacción bioelectromagnética se basan en las propiedades bioelectrónicas de los tejidos orgánicos", dice Monteagudo. Se trata de un campo totalmente nuevo, "en el que se están estableciendo modelos biológicos básicos", y que no se produce por un efecto térmico, sino por una interacción con las membranas celulares. Las frecuencias que se aplican son muy bajas (ELF) y con muy baja intensidad.

Indicios de mutaciones genéticas

Pese a que estos estudios no están definitivamente confirmados, se han encontrado indicios de mutaciones o cambios genéticos inducidos por los campos electromagnéticos en determinados ambientes. "Por ejemplo", afirma Monteagudo, "donde hay máquinas de soldar plásticos, e incluso en lugares tan poco sospechosos como en el propio hogar, debido a los electrodomésticos"."Lo que sí ha quedado confirmado tras dos estudios epidemiológicos realizados en Estados Unidos y en Suecia ha sido que la mortalidad por leucemia se duplica entre los trabajadores de la industria eléctrica, electrónica y de comunicaciones", indica Monteagudo, para quien la aparente contradicción entre estas conclusiones y las propiedades terapéuticas de los campos electromagnéticos se resuelve con la explicación de que éstos "pueden modificar las funciones celulares para bien o para mal". Para estudiar estos efectos de forma experimental ha construido aparatos especiales con los que mide las dosis habituales en campos, casas y hospitales.
Aparte la influencia que los campos magnéticos han tenido en la evolución de las especies, se sabe que los campos electromagnéticos influyen de alguna manera en los seres vivos. Las palomas mensajeras, por ejemplo, los utilizan como brújula para orientarse; los caracoles, para cavar sus túneles, y existen bacterias que navegan siguiendo el campo magnético terrestre.
Buscando las aplicaciones de los campos electromagnéticos en los tejidos y en el sistema nervioso, el doctor Rodríguez Delgado descubrió la posibilidad de inducir el sueño en los monos mediante su utilización. Eduardo Ramírez, miembro del mismo equipo de investigación, comprobó que la drosophila melanogaster, la conocida mosca de la fruta, cuando se ve en la disyuntiva de colocar sus huevos en un lugar con fuerte carga electromagnética y otro libre de ella, opta siempre por este último. De esta manera logra la supervivencia de sus crías, porque paralelamente se descubrió un mayor índice de mortalidad entre las larvas y pupas de la mosca cuanto más grande es la intensidad del campo.
Asimismo se ha podido comprobar la posibilidad de provocar mutaciones en los embriones de pollo por electromagnetismo y el efecto que este campo ejerce sobre la fertilidad de los ratones, anulándola por completo. Otro de los hallazgos experimentales de los investigadores del Ramón y Cajal es la inhibición del crecimiento de las colonias de bacterias.

Aparatos de fabricación propia

"La terapia de los campos magnéticos interfiere el metabolismo bacteriano, y por eso es eficaz en todos los casos de infección que acompañan a las pseudoartrosis", explica José Ortega Klein, médico adjunto del servicio de Traumatología del Ramón y Cajal, donde se viene aplicando la magnetoterapia desde 1980. "Empezamos utilizando los aparatos norteamericanos, pero aunque los resultados eran muy buenos, el alquiler resultaba excesivamente costoso, ya que salía por unas 280.000 pesetas cada vez que se usaba, por lo que el departamento de investigación decidió hacerlo con tecnología propia". Actualmente disponen de 20 aparatos diseñados por Monteagudo, que el enfermo puede, incluso, llevarse a casa sin necesidad de hospitalización."Lo normal", indica Ortega explicando el proceso, "es que cuando se produce una fractura, el hueso tienda a consolidarse, a hacer callo, pero a veces no ocurre así por falta de riego o porque el hueso no envía una señal suficiente para transformar las células del tejido fibroso en células óseas. Lo que hace el campo magnético es dar esa señal".
Tras la experiencia de cuatro años de aplicación, Ortega afirma con total convicción que "la magnetoterapia es muy eficaz para el tratamiento de las pseudoartrosis y las infecciones que las acompañan, hasta el punto de que hemos obtenido un resultado positivo en el 68% de los casos tratados".
Pese a no haberse encontrado efectos negativos en su aplicación clínica, las mutaciones producidas en los embriones de pollo obligan a los médicos a ser cautos, y por eso "antes de aplicar este método a un enfermo le explicamos que todavía no se sabe con certeza si puede tener efectos mutagénicos, porque es algo muy nuevo".


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