Tuesday, October 15, 2013

UNIVERSIDAD, UNIVERSO DE TODOS LOS SABERES

UNIVERSIDAD, UNIVERSO DE TODOS LOS SABERES

Manuel Zevallos Vera

Como heredera de todo el legado cultural, científico y artístico del mundo antiguo de oriente y occidente y por acción dinámica del movimiento de las juventudes europeas y de la intelectualidad occidental, nace la universidad, como la más trascendental institución de la historia que no tiene parangón con ninguna de las instituciones nacidas antes o después de su creación. La universidad europea va a cumplir 1000 años en el 2088, contados a partir de 1088 en que se creó la Universidad de Bolonia, en Italia, bajo los auspicios y gobierno de la Iglesia Católica, con carácter dogmático y académicamente teológico. 

Le siguen en antigüedad las universidades de Paris, Salamanca, bajo el mismo signo y el dominio doctrinario de la autoridad intelectual de Aristóteles y Santo Tomás de Aquino y de todos los filósofos cristianos. Con el avance de la difusión del pensamiento con el invento de la imprenta, las fuentes del pensamiento greco-latino se difunden por el continente europeo, para luego abrirse el abanico con la fundación de universidades con regímenes liberales. 

La primera de este tipo fue la Universidad de Lóndres, pero la que tuvo gran influencia fue la Universidad de Berlín, en Alemania que, rompiendo la tradición teológica que sostenía que la verdad total estaba dicha y contenida en la Biblia y libros sagrados, sostuvo que la verdad hay que buscarla, descubrirla e investigarla científicamente porque la “verdad no se inventa, se descubre”.

Pasado el Medioevo ingresamos a la Edad Moderna con la revolución industrial, el dominio del capitalismo y la burguesía y su enfrentamiento ideológico y bélico con los regímenes socialistas, hasta la caída del Imperio Soviético en plena época de los avances de la tecnología, el sistema de la globalización y la democratización de toda la estructura política de la sociedad contemporánea, las universidades, tanto en los países desarrollados como en los en proceso de desarrollo, impulsados por este ambiente de cambios totales, tienen que evolucionar y ponerse a tono y ritmo con los cambios tecnológicos, científicos, sociales y metodológicos en sus sistemas de aprendizaje y enseñanza para la formación óptima de sus profesionales, técnicos e investigadores. 

La universidad, como todas las instituciones creadas por el hombre, para atender sus necesidades materiales, individuales, sociales y espirituales, no puede quedarse paralizada, estacionaria y postergada, porque esto significaría un suicidio de su propia esencia y ser existencial.

La universidad es el sumun asociado de todos los sabores pasados, presentes y futuros que, a diferencia de todas las escuelas y escenarios intelectuales y doctrinarios que hemos pasado en el mundo que fueron individualistas, regentados por una línea intelectual del pensamiento de su fundador, dogmáticas y cerradas, es pluralista, abarca todos los saberes, filosofías y doctrinas y no tiene un patrón ideológico que imprima su pensamiento y personalidad. La libertad responsable y el libre pensamiento son sus esencias.

La institución universitaria a partir del dogmatismo de sus inicios medioevales se ha transformado en una entidad libérrima con una filosofía humanista que investiga en el mundo terrenal el descubrimiento de la verdad; ni la filosofía griega la iguala, cuyos pensadores buscaban la verdad fuera del mundo, en el Topus-Uranos en cuyo mundo, según ellos habitaban las almas, los arquetipos, las ideas perfectas. Igual sucede en la cultura oriental cuyo pensamiento es el absoluto, el origen de todo lo existente y, en el caso de las culturas cristianas y de todas las religiones la verdad reposa en el Poder Supremo de Dios; pero a partir de la existencia liberal de la universidad de Berlín, en Alemania, la verdad hay que buscarla, investigarla y descubrirla científicamente en nuestro propio universo, en nuestra realidad, como lo representa Anteo en la mitología griega que, cuando perdía contacto con su madre Tierra, se debilitaba y moría, al contrario del otro personaje mitológico como fue Prometeo que daba rienda suelta al vuelo de su imaginación para volar y robar a los dioses la verdad, por cuya soberbia fue castigado por el Dios Zeus.

La universidad contemporánea ha superado tal dualidad y ha conjuncionado en un solo ser su voluntad a investigar y buscar la verdad en el mundo, en la tierra, sin dejar de volar para sorprender las verdades metafísicas, es decir que su esencia está constituida por las ciencias y la filosofía como universo de todos los saberes.


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